Me llamo Celia, tengo 48 años y soy una Vidente Médium. Estoy especializada en el Tarot, el Oráculo de Belline, la Numerología, la Astrología, así como en las antiguas ciencias adivinatorias tradicionales. Tengo una carrera de más de 20 años; mi clarividencia asistió a una cantante francesa a lo largo de 8 años y durante 12 años ejercí como vidente personal del presidente de un país africano.
Las primeras señales las percibí a raíz de la muerte de mi abuelo! Él era la última persona que me relacionaba directamente a mi abuela materna y todo el mundo me decía que mis semejanzas con ella eran perturbadoras… De hecho, tengo su mismo nombre… CELIA…
Desde aquel día, durante un primer período, comencé a tener unos sueños particulares, yo veía personas que ya habían abandonado esta tierra, percibía cosas que ocurrían un tiempo después, y podía sentir el estado emocional de las personas a mi alrededor… Tenía la impresión de que mi cuerpecito de niña jamás podría soportar todo eso! Le conté todo a mi madre… Fue ella la que me anunció la buena noticia, cuya dimensión yo no podía comprender a tan temprana edad… Ella me dijo, CELIA, mi madre vive en ti, y cuando estés lista tú la dejarás guiarte, de la misma forma en la que ella se dejó orientar por su abuela, hace mucho tiempo ya. Y sin saber el porqué, eso me apaciguó, de pronto, como si esas palabras fueran suficientes para hacer callar esa vocecita en el fondo de mí, pero hasta cuándo? Esa era la cuestión…
Después, una mañana invernal de mis quince años, mientras la naturaleza parecía muerta a mi alrededor y el frío invadía nuestra casa, me afectó una fiebre incesante que me provocó alucinaciones y delirios; ¡me parecían una locura y totalmente relacionados con la fiebre! Y por tanto, no, ¡yo acababa de experimentar mi primer trance! Fue entonces cuando la vi… Esta mujer, que yo no conocía y que me parecía familiar. Ella me miró, me sonrió y me dijo: ¡Ya está, tú estás lista! Posees un don, depende de ti darle un buen uso… Y me desperté de un sobresalto, como si nada hubiera pasado.
Desde aquel día puse mi don al servicio del prójimo. No busco nada a cambio, solo llevar mi ayuda allá donde mis capacidades me permitan hacer el bien. ¡Nunca antes me sentí tan a gusto que desde que puedo ayudar a los otros! Mi vida sigue el ritmo de los sentimientos inspirados por las personas que encuentro. Tengo visiones extraordinarias las cuales confirmo con la ayuda del Oráculo de Belline, y según la precisión requerida para responder cada pregunta, recurro a mi péndulo, heredado de mi abuela, solo para tratar de ofrecer el máximo de información posible a la persona que lo solicita o no… También puedo apelar a mi magnetismo con el único fin de asistir de la mejor manera a la persona frente a mí. Si no puedo obtener la respuesta a través de estas experiencias, entonces busco sistemáticamente una solución alternativa, no puedo permanecer sin hacer nada, yo debo aportar mi ayuda sea cual sea! Ahora bien, mi don es un regalo del cielo… Entonces, ofrezco a quien me lo pida todo lo que esté a mi alcance.